Y más grandes, ¿qué sucede?
Los estudiantes de bachillerato llegan con sus problemas ortográficos directamente a la universidad. Allí, el trabajo es doble, pues si bien aumenta la exigencia, los profesores deben dedicar tiempo a corregir los defectos que traen los textos. “Solo conozco de dos universidades que están, hasta ahora, creando programas de aprendizaje de la ortografía como el de la Javeriana y la Universidad de Antioquia, sobre todo en los programas de comunicación social, pero aún así, se ven periodistas con falencias de ortografía”, afirma Carlos Forero.
Entre tanto, los profesores universitarios optan por dejar que el computador se encargue de corregir y explicar, de manera muy general, las fallas ortográficas. “Yo lo considero una falta de respeto y una pérdida de tiempo, si se enseña desde el colegio, no tenemos que esforzarnos el doble”, afirma Yenny Córdoba.
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